Siete razones por las que las #relaciones #sexuales pueden doler

  • Una de cada diez mujeres siente dolor al tener sexo

Siete razones por las que las relaciones sexuales pueden doler

A veces el sexo no resulta tan placentero como debería y no es de extrañar que sea un tema incómodo y vergonzoso a tratar o incluso un tabú para aquellos que padecen este problema. Pero la realidad es que una de cada diez mujeres siente dolor al tener relaciones sexuales, por lo que no hay que avergonzarse si pasa, pues hay numerosas causas que lo provocan y tiene solución.

Sequedad vaginal

Es una de las causas más comunes por las que puede que no estés disfrutando de tus relaciones como deberías. Es fundamental que la vagina esté bien lubricada antes de la penetración. Según la Dra. María Jesús Terán, del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, “el 10% de las mujeres se quejan de sequedad vaginal en algún momento de su vida sexual, llegando a ser el 40% en la época de la menopausia”.

Las causas pueden ser diversas: un jabón irritante o inadecuado, el exceso de higiene, el tabaco, anticonceptivos orales de baja dosis, tratamientos supresores hormonales -utilizados en pacientes que han tenido un cáncer de mama-, infecciones vaginales como vaginosis o candidiasis, la edad o simplemente el estado natural del cuerpo.

Pero no todo está perdido. Terán asegura que existen distintos tratamientos que pueden mejorar esta situación o incluso eliminar el problema por completo, como el uso de lubricantes durante las relaciones sexuales, geles hidratantes vulvo-vaginales a diario, cremas con estrógenos tópicos o el uso de laser vulvo-vaginal, que está dando muy buenos resultados. También ayuda permitirse un rato de preliminares y juegos previos con tu pareja que te permitan alcanzar el grado de hidratación que necesitas.

2. Podrías padecer vulvodinia o ‘vagina deprimida’

Se trata de un trastorno que afecta al 10-15% de las mujeres, responsable de la mayoría de casos de dispareunia, coitalgia o coito doloroso y puede derivar en problemas de ansiedad, depresión, disminución de la libido, disfunción orgásmica y problemas de pareja y de autoestima para quienes lo padecen.

Aunque es un término genérico que designa en general un ‘disconfort’ en la zona vulvar o en el clítoris durante las relaciones íntimas, hay diversos tipos y causas que lo producen. Aún así, muchas veces sus síntomas son difíciles de describir por las pacientes y sus causas no siempre están determinadas, pero existe tratamiento y ayuda psicológica que ayuda a una mejoría visible.

Por lo general suele ser un diagnóstico de exclusión, pues hay que descartar otras cosas. “Es preciso que los síntomas aparezcan durante meses, espontáneamente o al mínimo roce. La causa es multifactorial, pero antes de catalogarlo como vulvodinia es preciso excluir dermatitis, liquen escleroso vulvar, lesiones precancerosas o incluso alguna lesión maligna. Para ello es preciso hacer una vulvoscopia con o sin biopsia según los casos”, advierte la ginecóloga.

“Una vez diagnosticada, el tratamiento hay que individualizarlo, no existe un protocolo estándar. Incluye ejercicios de relajación del suelo pélvico, tratar disfunciones psicológicas, acupuntura, cremas a base de caléndula por su efecto antiinflamatorio e intentar mantener una actividad intestinal regular. Tiene que quedar claro que puede desaparecer y curarse”, continúa la experta.

La vulvodinia es un trastorno que afecta al 10-15% de las mujeres y es responsable de la mayoría de casos de dispareunia, coitalgia o coito doloroso”

Por otro lado está el vaginismo, disfunción sexual caracterizada por un espasmo involuntario de la musculatura que rodea la vagina al intentar el coito y que imposibilita la penetración. Sus causas tampoco se conocen con exactitud, pero existe terapia física, psicológica y medicación que ayudan a lidiar con este problema.

3.Tal vez esa no sea tu posición ideal

La monotonía es peligrosa en una relación y no hay nada mejor que probar todas y cada una de las posturas del Kamasutra con tu pareja para que la pasión no decaiga. Sin embargo, al igual que para ellos la postura de la cowgirl puede ser arriesgada, puede que esa postura que tanto os gusta y en la que tanto os estáis centrando no sea la mas adecuada para ti.

Cada cuerpo es diferente y no todas las combinaciones ofrecen una penetración igual de profunda o favorecen un mismo nivel de lubricación. Por ello, si estas experimentando dolor, prueba otras posturas en las que ambos os sintáis cómodos y os resulten excitantes. “Hay posturas en las que la penetración es menos profunda y pueden hacer que te resulte menos doloroso sin perder grado de satisfacción”, indica la Dra.Terán.

4. El tamaño sí importa

Pero no solo nos referimos al del pene, también al de la vagina. Hay infinidad de tamaños y formas de vagina, por lo que puede darse la mala suerte de que coincidan un pene demasiado grande para una vagina muy pequeña y estrecha, de manera que puedan surgir molestias durante el sexo.

Por desgracia, no puedes cambiar el tamaño del miembro de tu pareja. Si se da el caso de que está dotado de manera excepcional, tomadlo con calma, tiempo y con mucho lubricante. Esto ayudará a que tu vagina pueda adaptarse y ‘estirarse’ al tamaño de su pene. “La vagina es un órgano muy distensible de manera que insistiendo y con paciencia se suele alcanzar un tamaño adecuado para que la relación sexual no resulte molesta”, sentencia la experta.

5. Podrías tener quiste ovárico roto

La mayoría de los quistes en los ovarios son benignos, es decir, no son cancerosos y muchos de ellos desaparecen en varias semanas por sí mismos. A veces se rompen y apenas causan síntomas, el problema es cuando esta rotura viene acompañada de un gran dolor abdominal lateral repentino (más intenso que el de la menstruación) y cierto sangrado. Este dolor súbito suele desencadenarse a raíz de una actividad física extenuante, como el ejercicio o las relaciones sexuales.

“Al romperse el quiste queda líquido libre en la cavidad abdominal que irrita el peritoneo y produce dolor. Se suele resolver espontáneamente en unos días y generalmente no precisa más tratamiento que algún analgésico. Si no cede o mejora será necesario que consultes al ginecólogo para excluir cualquier complicación”, explica la Dra. María Jesús Terán.

6. Podrías tener alergia al látex

Ante todo debe primar el sexo seguro, pero no desesperes porque no es el único material con el que puedes tener relaciones seguras de este mundo. Si después de usar el preservativo notas síntomas cómo: picor, sequedad, irritación en ojos y nariz, enrojecimiento y habones en las manos, dificultad respiratoria o tos seca, opresión torácica o rubor, palpitaciones y mareo, consulta inmediatamente a un alergólogo para descartar este tipo de alergia.

La ginecóloga advierte que ante cualquier duda se hagan las pruebas pertinentes, pues es un material que está presente en muchos objetos que utilizamos a diario y puede generar problemas muy graves con una exposición de forma continuada.

7. El ritmo, el tiempo y la confianza

Todo juega un papel importante, pero una vez más la clave de todo es una buena lubricación. Tener jornadas de sexo interminables e combustible es el ‘ideal’ de muchos, así como intercalar diversos tiempos rápidos y lentos es parte del juego, pero no siempre es lo más adecuado para nuestra anatomía en ese preciso momento.

A veces el nivel de excitación e hidratación disminuye o cambiar a un ritmo demasiado agresivo -para el que no estamos preparados- puede provocar la aparición de molestias. También el nerviosismo o la falta de confianza contraen los músculos e impiden una adecuada penetración.

Fuente: http://ow.ly/a2BM30fZ0Ac

Categoría: GENERAL Jueves 19 de Octubre del 2017