¿Qué es Sala-mandra?
¿Qué es Sala-mandra?
Un portal de espacios en alquiler por tiempo y uso efímero dónde además espacios y organizadores pueden anunciar sus actividades y eventos
¿Alquiler para que tipo de actividad?
Para cualquier actividad cultural, social, o empresarial: artísticas (actuaciones, festivales, exposiciones, rodajes), comerciales (mercadillos, exposiciones, presentaciones y pop ups), de comunicación o educativas (conferencias, cursos y talleres), de trabajo (espacios compartidos, salas y aulas de reuniones) lúdico/festivas (celebraciones, eventos de empresa o sociales, desarrollo de aficiones, cocina, deporte, ... etc.) o terapéuticas(actividades de crecimiento personal y/o físico)...
¿Qué tipo de espacios pueden registrarse?
Cualquier espacio disponible para alquiler o cesión por tiempo y uso efimero: Salas de ensayo, teatro y/o danza, centros de crecimiento personal, espacios en el campo, galerías de arte, espacios comerciales, cafés bares con espacio para actuar o exponer, Espacios diáfanos para eventos, naves, palacios, espacios singulares, centros culturales, escuelas, aulas, espacios de trabajo, salas de conferencia y reunión, salón de actos...
¿Cuánto vale registra tu espacio?
El servicio básico es GRATUITO incluye UNA ficha del espacio, con su descripción, fotos, características y datos de contacto.
Los servicios PREMIUM y GOLD (Destacados) en las búsquedas y en portada, multiplican la visibilidad y requieren de una cuota anual de 200 y 400 euros respectivamente. El detalle de nuestras condiciones, tarifas y ofertas de lanzamiento, se muestran en el apartado servicios y tarifas.
¿Qué otros servicios de búsqueda ofrece Sala-mandra?
Para el usuario de salas, además de la búsqueda gratuita utilizando el portal, seleccionado los filtros, y buscando las salas, Sala-mandra ofrece dos servicios de apoyo en las búsquedas:
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Categoría: CULTURA Viernes 24 de Junio del 2016
Evita Produce estrena "Mi última noche con Sara"
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Categoría: CULTURA Jueves 9 de Junio del 2016
Un fenómeno llamado Dulceida
Escribir tu propio libro con solo 26 años es algo que pocos, muy pocos, han tenido la oportunidad de hacer. O mejor dicho, lo verdaderamente complicado es conseguir que una editorial como Planeta llame a tu puerta y te ofrezca publicártelo dándote total libertad. Pero si tus credenciales son más de 20.000 visitas diarias a tu blog, 720 seguidores en tu perfil de Instagram y un canal de Youtube que no deja de sumar suscriptores, las razones de esta elección están más que justificadas.
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Suscriptores a su canal de Youtube en menos de un año
Dulceida es uno de esos fenómenos de internet para los que cada uno cree tener su propia explicación. La que mayores defensores reúne es la de su espontaneidad y descaro frente a otras compañeras de profesión a la hora de mostrar su día a día. "Con 19 años solo era una niña rebelde y poco responsable que no sabía por donde ir. Lo que empezó como un hobby es ahora mi trabajo y en estos años he descubierto a una nueva familia, mi familia de la red, que me hacen tener más ganas de seguir al pie del cañón pase lo que pase", señala la influencer.
Este crecimiento personal y profesional lo ha canalizado en su 'Guía de estilo' (Ed. Libros Cúpula), que con su tono desenfadado entró directo al 'Top 10' de ventas en Amazon el mismo 31 de marzo que vio la luz: "Mi libro, como todo lo que hago, es un libro personal, con mucho amor y sentimientos. Tienes una guía de estilo para inspirarte, fotos artísticas, textos con mis valores y sentimientos...", cuenta su autora. Un compendio de todo lo que inquieta, emociona o ilusiona a Aida Domenech que va más allá de lo que es exclusivamente moda.
Porque si algo nos ha quedado claro desde que en 2009 creara el dominio de su blog es que en esta aventura (que cuenta con un equipo de cinco personas a su cargo entre representante, contable, fotógrafo, editor y traductor) su vida privada forma parte importante de su enganche. Habla sin tapujos sobre su operación de pecho, su relación con su hermano, los viajes que realiza, lo que esconde en su teléfono móvil y hasta de su bisexualidad, de la que incluso se ha dicho que fue su mejor campaña de marketing (su historia de amor atrajo una nueva remesa de seguidores en las redes sociales y un aluvión de contratos profesionales hasta para su pareja).
Todo parece tener cabida en el universo de esta influencer que está en continua transformación: "No se dónde ni cómo estaré dentro de unos años porque no soy adivina. Lo que sí que tengo claro, es que al igual que la moda y las redes evolucionan, yo evoluciono con ellas", explica Dulceida.
Fuente: http://www.mujerhoy.com/moda/no-te-pierdas/201604/11/dulceida-20160411103940.html
Categoría: CULTURA Martes 12 de Abril del 2016
"Mi hijo tiene síndrome de Down, ¿y qué?"
Francisco Rodríguez Criado describe la salida del hospital junto a su mujer y su bebé recién nacido como una escena de Charles Dickens. Dos horas después del nacimiento de su hijo, les informaron de que tenía síndrome de Down; el parto fue por cesárea y, tras 48 horas, su mujer fue operada por una hemorragia interna; no podían llevar al bebé en su carrito porque tardó en llegarles un mes más de lo previsto; era Nochebuena y llovía a cántaros. "Fue complicado, unas Navidades amargas y te preguntas por qué al resto del mundo le va bien y todos los males se ceban contigo", reflexionaba entonces.
Lo que en principio se planteaba como un parto normal acabó de una forma inesperada para la pareja porque las pruebas a las que se sometió la madre no detectaron el síndrome de Down del bebé, que se llama Francisco, ni una cardiopatía que le llevaría a pasar por el quirófano con cinco meses para someterse a una operación a corazón abierto. Por todo ello, a Rodríguez Criado el nacimiento de su hijo le provocó "sensaciones contrapuestas": alegría y dolor. "La paternidad normal me duró un par de horas. Yo no sabía lo que era la Trisomía del 21 y me lo tuvieron que explicar. Al principio, la gente me felicitaba y a mí me parecía irónico porque tú por dentro piensas que estás siendo castigado. No era capaz de bajar solo al nido cuando mi hijo estaba con respiración asistida en la incubadora. Pero poco a poco la balanza se fue equilibrando. Fui consciente de que es un niño precioso, buenísimo y empecé a ser el padre que el niño necesitaba", relata.
"Somos más fuertes de lo que creemos y si te ocurre algo, al final sacas la parte positiva porque vivir es una lucha por la supervivencia física y emocional"
En ese proceso de asimilar lo sucedido, Rodríguez Criado, escritor y profesor de talleres literarios, recuerda dos momentos claves. El primero cuando una anestesista del hospital, que tiene una hija con síndrome de Down, habló con ellos de su propia experiencia. "Fue una conversación de hora y pico y yo no paraba de llorar, pero estaba viendo la luz", recuerda. Y el segundo, cuando empezó a escribir un blog para contar lo que le iba sucediendo: "Compartía la pena a través del blog e iba recibiendo mensajes positivos de centenares de personas de España y también de fuera. No tardé en salir del túnel y, aunque todavía pienso qué pena el síndrome de Down, lo llevo perfectamente. He comprobado que somos más fuertes de los que creemos y si te ocurre algo, al final sacas la parte positiva porque vivir es una lucha por la supervivencia física y emocional", señala.
"Escritura terapéutica"
Para Rodríguez Criado, alimentar su blog fue un proceso de "escritura terapéutica" porque le ayudó a aclarar las emociones, a racionalizar lo sucedido y a "comprender que no era tan grave". El resultado ha quedado plasmado en 'El diario Down' (Ediciones Tolstoievski), una "carta larga" para su hijo que le salvó, "un libro sobre el sufrimiento, sobre todo al comienzo, en el que luego aparece la luz". "Me encantaría que mi hijo lo leyera y que se ría de tener un padre tan tonto", afirma.
Asegura que el síndrome de Down le ha enseñado a ser "más humano" y a ver la vida de otra manera "porque todos los padres cuando tienen un hijo esperan que sea el más guapo, el más fuerte", proyectan una serie de ideales que "a veces son vacuos". "Cuando nace un miembro de la familia con discapacidad, lo primero que hacemos, sobre todo los padres, es pensar que no nos merecemos esto. Las madres son más fuertes. Con el paso del tiempo te das cuenta de que la paternidad no consiste en competir para que sea el más guapo, he aprendido a no hacerlo", señala. Con respecto a la madre de Francisco, a la que llama "madre coraje", dice que fue "fuerte desde el principio". "Esa distinción que hacía yo sobre la discapacidad, ella no la entiende así. Es su hijo y ya está".
Ahora Francisco tiene veintiséis meses y goza de un perfecto estado de salud. Y, además, cuenta con un miembro más en su familia, su hermano Mario, de diez meses. "El pequeño casi camina y el otro repta, cada cual con sus singularidades son mis hijos y los quiero igual. He aprendido a no rechazar al débil", indica. Aunque reconoce que el síndrome de Down no es "de color de rosa" y que los padres tienen que estar pendientes y llevar más a los niños al médico, reitera que no le hace más feliz un hijo que el otro. "Francisco tiene síndrome de Down, ¿y qué? Les quiero igual a los dos", explica para después enumerar lo que más le gusta de él: "La armonía y la paz que te da, es un niño delicioso, tranquilo y empático. Me gusta reflexionar sobre cómo al principio tenía miedo de ir al nido y ahora si tengo que estar sin él, me muero".
Categoría: CULTURA Domingo 20 de Marzo del 2016
La nueva órbita lesbiana
La primera vez que suenan los 72 minutos y 6 segundos de El Poeta Halley la sensación es peculiar: suena a Love of lesbian recorriendo algún camino fuera de sus límites territoriales. En la segunda escucha los instrumentos empiezan a exigir su papel, servidor en cualquier caso de la lírica. A partir de la tercera llega la revelación. Ellos dicen que han salido de su zona de confort, lo que parece más verosímil es que el disco ha nacido y se ha expandido como la hiedra, libre y salvaje. Cuando crees que no hay nada más, en la última canción, llega una declamación. Es Serrat.
Ha sido un disco señorito, de esos que hacen lo que les da la gana desde el primer momento. Apareció, empezó a transformarse y ellos se dejaron hacer. El Poeta Halley, como el cometa, tiene órbita retrógrada: en dirección contraria. Sin ningún tipo de remordimiento y cuatro años después de aquella noche eterna, de aquellos días no vividos.
Su línea, más que subrayada, de no poner las cosas fáciles —1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna) (Warner Music, 2009) se recuerda como una excepción de éxito mainstream que tampoco fue tan mainstream— vuelve con otro desarrollo y el eco de quienes aseguran no resignarse a seguir haciendo lo mismo que cuando empezaron. Los de 1997 ya no son los mismos. Ni quieren serlo.
Carátula de 'El Poeta Halley'.
Sentados en un sofá de la sede de Warner en Madrid, Joan Ramón Planell y Julián Saldarriaga flanquean a Santi Balmes, padre del lirismo lesbiano. Los tres (y los dos que faltan, Oriol Bonet y Jordi Roig) saben que se la han jugado en este disco libro de 13 canciones (15 ilustraciones de Sergio Mora incluidas). Psiconautas: nueve minutos y 35 segundos de letra, coros, teclados, guitarras y sintetizadores, con contorsiones tan delirantes que algunos de esos instantes podrían ser himno de película de guerreros pergeñada por Pixar (o por Disney) y otros parecen extraídos de la psicodelia más pura de la banda. “Desde el principio se impregnó todo de un carácter muy especial y supimos que había que respetar el carácter del disco”, explica Planell.
Una sombra de verdadera seriedad asoma cuando se dice explícitamente lo que se piensa: no es un disco blando y masticable. Cuenta el guitarrista, secuenciador y corista Saldarriaga que el cambio entre la primigenia maqueta y el final es brutal. Y Balmes se congratula. “Es buena señal, hemos cambiado, todavía podemos sorprender. Éramos conscientes de lo que iba a pasar, pero a la vez era como… ¡buah! Tiene que ser así”.
Y es un recorrido por el ancho y el largo que da de sí un grupo que se encuentra en ese triángulo del triunfo indie —entiéndase ya la etiqueta como lo que es, protocolo— que conforman Vetusta Morla, Sidonie y los lesbianos. De los primeros en triunfar en esta franja del panorama musical bajo el que muchas otras bandas se cobijan.
Ellos se han limitado a hacer lo que acostumbran, lo mismo que ha hecho su Poeta con ellos, lo que les da la gana. También el bautismo del disco, el tercero producido por la multinacional, tiene que ver con ese libre albedrío del que disfrutan y que para Balmes “es lo que proporciona luego la verdadera satisfacción de que algo guste”. El Poeta Halley se engancha a varias teorías, porque los nombres de los discos también están adscritos a esa prosa poética específica de Balmes, a veces irónica, a veces irreverente, a veces sorpresiva por sencilla. “Como concepto tiene que ver con los ciclos. Cuando el cometa completa su órbita y vuelve, ya nada es lo mismo”. Ni ellos ni los observadores. “Aunque tiene que ver con el instante en el que el disco llegue, eso determinará si se incrusta en tu vida o no”.
Tiempo es lo que se necesita para afrontar este eclecticismo creado por unos lesbianos despojados de pasado, éxitos y mochilas. No es sino a partir de la tercera escucha cuando llega la revelación: se toca casa. “Se toca casa”, repite Balmes. Más aún, si es posible, cuando en el 4:52 de la última canción, de repente, se escucha a Serrat. El epílogo. “Casi nos arrodillamos”, se ríe Saldarriaga. El “maestro” aceptó la proposición del grupo, aunque corrigió un par de preposiciones y opinó que era “un poco largo”. Balmes guarda los papeles de esa corrección como un tesoro. “Mantuvimos la compostura hasta que se marchó. Cuando se fue, dejó una estela de solemnidad”.
13 preguntas por 13 canciones
Una frase de cada una de las 13 canciones de El Poeta Halley dan lugar a 13 preguntas que Santi Balmes (letrista, vocalista, guitarrista y teclista), Julián Saldarriaga (guitarra, secuenciadores y coros) y Joan Ramón Planell (bajo y sintetizador) contestan brevemente. O lo intentan.
Océanos de sed: "Ya vuelvo a estar aquí".
Saldarriaga: "Volvemos a estar en el punto de riesgo, en esa posición en la que le estás pidiendo al oyente un esfuerzo extra".
Planeador: "Lancé botellas desde playas tan desiertas".
Balmes: "Me lanzaría una a mí mismo para recuperarla dentro de 50 años, igual suena agocéntrico, pero me diría 'cuéntame si ha valido la pena".
Bajo el volcán: "Le estaba prohibido volver".
Planell: "Nos está prohibido volver al inglés. Con eso somos como los exfumadores, una vez que salimos de allí, ya no lo soportamos". LOL cantó en inglés hasta Maniobras de escapismo (Naïve, 2005), aquel fue el primer disco completamente en castellano.
Cuando no me ves: "Solo lo hago cuando no me ves".
Saldarriaga: "Me gusta ensuciarme cuando estoy componiendo, como cuando te pasas todo el día en pijama. Estar hecho un guarro, vaya".
IMT: “¿Y qué? Lo volvería a hacer.”
Balmes: "Siempre se repetería algo en el aspecto sexual, acudimos a la hembra como amantis religiosas. Es culpa de las hormonas".
Canción de bruma: "Aún no sé si es despedida y le sonrío a la silueta de un recuerdo".
Planell: "Le sonreiría a la parte negativa que siempre va con uno; gracias a eso también eres tú".
Los males pasajeros: "Caerás de pie como hacen los gatos".
Saldarriaga: "Creo que la salida de La noche eterna. Los dias no vividos fue una caida de pie. Lo pusimos muy complicado haciendo un disco doble".
En busca del mago: "Y el pájaro inmortal…olvidó al otro mago".
Balmes: "Siempre se olvida al mago anterior. Las emociones son algo muy transitorio en realidad y las personas en esta época también".
El ciclo lunar de Halley Star: "Diluvia en mi fobia social".
Planell: "Mi única fobia es perder la cabeza, directamente, una enfermedad mental e imaginar cómo conviviría con ella".
Contraespionaje: “Soy la vida, imbécil.”
Saldarriaga: "Soy un tipo muy afortunado, a mí todavía la vida no se me ha plantado. Pienso que el karma está esperando para darme una gorda".
Psiconautas: "En un adicto no verás dispersión, hay constancia y mucha dedicación".
Balmes: "Soy adicto al ejercicio creativo. a la magia, a convertirte en cazador de canciones, a explorar geografías mentales".
El poeta Halley: "A los doce tuve un sueño en que ganaba, pero el sueño me venció".
Planell: "En la parte de EGB yo era el inadaptado del colegio de los pijos. En la adolescencia llegó el topicazo, pero es la verdad, soñaba con esto".
El Yin y el yen: "¡Adiós, que salgas de mi vida!"
Balmes: "Le diría adiós al cinismo, al miedo y a quedarme calvo".
La misma con la que cierra el disco, que probablemente caiga de pie, como los gatos, como suena en Los males pasajeros. Eso sí, con tiempo y solo si quien está al otro lado está dispuesto a renunciar a un vis a vis facilón: el Poeta es más de relaciones largas.
Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/03/07/actualidad/1457355806_759806.html
Categoría: CULTURA Miércoles 9 de Marzo del 2016