Los castillos y ermitas templarios más impresionantes de España
Castillo de Ponferrada, León- HERAS
El mundo templario cada vez está más de moda, a pesar de su breve existencia. La Orden del Temple apareció en el siglo XII y fue «exterminada» a principios del XIV. Llegó a tener ochocientos castillos por toda Europa, miles de caballeros y hasta una flota (siendo un misterio su desaparición). En España había más de cien castillos, casi todos en ruinas o dsapararecidos, aunque aún quedan algunos buenos ejemplos. También se conservan iglesias y ermitas, aunque muchas no fueron en realidad templarias sino que se las ha «adjudicado» ese origen en una serie de libros de reciente aparición.
Castillo de Ponferrada, León
Castillo templario de Ponferrada- HERAS
Monumento Histórico Artístico. El mejor conservado y una de las fortalezas más impresionantes de España y -aunque se utilizó para otros menesteres (su patio de armas llegó a ser campo de futbol)- permanecerá para siempre unido al recuerdo de los Templarios. En él tienen lugar numerosas celebraciones, como la famosa «noche templaria» en la primera luna llena del verano (principios de julio), en la que participan cientos de caballeros
Fuente: http://ow.ly/FgvN308IGhe
Categoría: OCIO Lunes 6 de Febrero del 2017
Perpiñán, la tierra pirenaica y mediterránea que fascinaba a Dalí
Atrás, muy atrás, quedaron esos tiempos de cruzar la raya para ver cine X. Ahora vamos a dar el salto porque sí, porque Perpiñán está ahí, al otro lado, deseosa de mostrarnos todos sus encantos. No le falta sex appeal ni sensualidad, con esas curvas y alturas pirenaicas, por no hablar de la blanda arena cercana que lame el mar, ese Mediterráneo afrancesado que tan loco (más) volvía al casi paisano Salvador Dalí. Porque Perpignan, en francés, está a un tiro de piedra, nada más salir de Cataluña y antes de llenarse Francia de lavanda y volverse provenzal.
De hecho, pasando por alto el devenir histórico y el debate político, que lo hay y calentito, a Perpiñán se la conoce como la Catalana (entonces Perpinyà), porque aquí se habla en buena medida la lengua de Josep Pla y no precisamente en la intimidad mientras se ve la buena vida pasar; de hecho, fue con todos los honores Capital de la Cultura Catalana. Definitivamente, el mundo no tiene fronteras. Playa, montaña, aguas termales, castillos, palacios, museos… Dalí la llamaba “el centro del mundo”; no te decimos más. O sí, todas estas razones para pasearte por la Francia del sur.
La abadía de San Martín de Canigó, otra razón para dejarse caer por aquí (Foto: Turismo de Perpiñán)
1. Slowly. En la pasada edición de Fitur, se vendió Perpiñán como un destino de los que siguen la estrategia del caracol, porque en sus contornos, al no ser un centro turístico de referencia, reina la tranquilidad. Esa paz tan añorada bañada por el sol y un mar en calma que aquí es especialmente singular, al ser también un paraíso de montaña. Así que es invernal y veraniega, y también universitaria. Una Salamanca igualmente histórica, pero casi a pie de playa.
El Castillet, puerta de entrada a la villa (Foto: Turismo de Perpiñán)
2. Sí sale en el mapa. No es París, claro, ni Burdeos, ni Marsella, ni Toulouse…, pero Perpiñán es la capital histórica del Rosellón, en el departamento de los Pirineos Orientales. La primera ciudad importante que uno se encuentra, al ladito del Collioure de Machado, cuando acaba de dejar el Cabo de Creus, Llançà, Cadaqués y el Alto Ampurdán de Dalí.
3. Castillos, palacios… y un edificio de Jean Nouvel. La ciudad, no hay más que verla, vivió una edad de oro como reino de Mallorca. Da fe el soberbio palacio-fortaleza llamado así, de los Reyes de Mallorca, que data de aquel siglo XIII y regala unas vistas de escándalo. A este hay que sumar el Castillet, todo un símbolo para la ciudad, que fue segundo hogar para el rey, torre de vigía, puerta de la villa y prisión, y por la que hay que pasar, hoy Museo Catalán de las Artes y Tradiciones Populares; la catedral gótica de San Juan Bautista, y a su lado, el conjunto funerario de Saint-Jean, el claustro-cementerio más antiguo de Francia; la lonja, el primer tribunal marítimo del mundo, casi nada, y alzada según el modelo de la de Mallorca; el ayuntamiento, igualmente gótico, y el barrio judío. Hay mucho que ver.
El palacio de los Reyes de Mallorca (Foto: Turismo de Perpiñán/ © Bertrand Pichène)
4. … y el modernísimo teatro del Archipiélago, que firma nada menos que el francés Nouvel, autor de la empinada torre Agbar de Barcelona o de la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid. Y saliendo hacia Narbona, el espectacular Château de Salses, que fue guardián de la frontera por aquel entonces (siglo XV) y es muy especial, con sus cuatro torres bajas y cilíndricas. Perpiñán es gótica (ahí está, también, la fabulosa Casa Xanxo) y moderna a la vez.
El teatro del Archipiélago, obra de Nouvel (Foto: Turismo de Perpiñán)
5. ¿Querías arte moderno? No solo está en el aire el amor de Dalí por esta tierra y este mar, porque sus obras forman parte de la colección del Museo de Arte Moderno en la cercana Céret (a unos 30 kilómetros), por el que tanto hicieron Picasso o Matisse. Y hay más: el Hyacinthe Rigaud, actualmente cerrado por obras de remodelación (abre el próximo junio), con pinturas del malagueño o de Maillol, el pintor del lugar, además de una magnífica colección de arte gótico; o el Centro de Arte Contemporáneo Walter Benjamin. Sin olvidarnos del festival de fotoperiodismo Visa pour l’Image, que ha cumplido ya los 25 y tanta vida cultural ha dado a la ciudad del Castillet.
6. Un destino natural. Y es que Perpiñán y sus alrededores tienen de todo. Al mar se suman los ríos (está enclavada en el curso inferior del río pineaico Têt), las aguas termales, los manantiales, los canales, como el que separa la ciudad medieval de lo nuevo, y el lujo del Parque Regional de los Pirineos Catalanes. Nunca falta paisaje del que disfrutar ni contrastes con los que maravillarse. Ahí está el macizo del Canigó (también un cuadro cubista de Juan Gris), la otra 'montaña mágica'; el mar de viñedos y la llanura típica del Rosellón. Y otra vez dentro de la ciudad, muchas palmeras, que la hacen todo lo mediterránea que es.
El Canigó, telón de fondo (Foto: Turismo de Perpiñán)
7. Una ciudad gastronómica. Perpiñán presume de dar cobijo a más de 200 restaurantes etiquetados con sellos de calidad como Sud de France, Toques Blanches o las populares estrellas Michelin. Eso sin contar sus más de 2.000 referencias de vinos y el legendario Byrrrh, el aperitivo patrio, una especie de martini hecho de vino rojo, mistela y quinina en Rivesaltes, que es una de las zonas vitícolas de más solera de la comarca, y en la cava más grande del mundo (un millón de litros), dicen. ¿Un restaurante? La Galinette. ¿Una pastelería? Qué decir del repostero prodigioso Olivier Bajard, campeón del mundo de lo suyo.
8. Para dormir: el Riberach (desde 141 euros), un ecolodge en una antigua bodega cooperativa rehabilitada en forma de loft, en manos de una pareja de arquitectos, a 25 minutos de Perpiñán; el Villa Duflot, un cuatro estrellas con piscina, jardín y un afamado restaurante (desde 118 euros), o el L’Ille de la Lagune (desde 170 euros), en la isla de Saint Cyprien, que alberga el restaurante L’Almandin.
El Riberach, el hotel que fue bodega
9. Cómo ir: en el AVE desde Madrid o Barcelona, o en coche por la autopista A9 desde la ciudad condal.
Fuente: http://ow.ly/NbSX308IzNs
Categoría: OCIO Lunes 6 de Febrero del 2017
Dormir entre montañas: cuatro hoteles para disfrutar de un invierno de lujo
Nos están pidiendo los ojos paisaje invernal, estampa nevada y fuego de chimenea. Por eso nos hemos venido a dormir entre montañas, al abrigo de Sierra Nevada, los Pirineos, los Alpes suizos y las Rocosas estadounidenses. Casi nada. Luego vendrá el verano y querrán arena y playa (nuestros ojos). De momento, seguimos las huellas de Audrey Hepburn y Alfred Hitchcock a ver dónde nos llevan. Nos vamos otra vez de viaje.
Vincci Rumaykiyya, en Sierra Nevada (Granada)
En plena Sierra Nevada, más blanca que nunca, encontramos el hotel Vincci Rumaykiyya, que viene a ser un santuario de este deporte de invierno, pero también de la vida natural y la devoción por las cosas buenas (y bellas). Aquí se puede vivir la experiencia de dormir entre montañas, esos gigantes mitológicos que nos resguardan, además de darse en cuerpo y alma al siempre estimulante esquí. Para eso está el acceso directo a las pistas, telesilla a la puerta, y la tienda para alquilar equipo, amén de otros lujos de los que presume este cinco estrellas que se despereza en el mismo cielo que el Veleta y el Mulhacén.
Sol, nieve, terracita... En el Rumaykiyya de Granada (Foto: Adolfo Gosálvez)
Este es lo que se dice un hotel a pie de pista y en medio del cotarro de este deporte tan invernal, al amparo de la bella ciudad de Granada, cuyas suites despliegan encantos como el hogareño salón y la chimenea. El Rumaykiyya está en Pradollano, pedanía del municipio de Monachil, y tiene el aire alpino que se le puede pedir: mucha madera, barro y un spa (Nammu) para plantarle cara al frío. Se enorgullece de ser de los más altos de Europa. A más de 2.000 metros de altura.
Aquí se duerme a la sombra del Veleta y el Mulhacén (Foto: Adolfo Gosálvez)
Un plus: en su restaurante La Alquería podrás disfrutar de un desayuno bufet con productos de la tierra. A la hora de comer o cenar te esperan platos como el rodaballo al horno con piñones y pasas o el foie fresco a la parrilla en hojaldre con cebollitas glaseadas y salsa de miel.
Dónde: Urbanización Sol y Nieve. Sierra Nevada (Monachil). Granada.
Precio: desde 150 euros.
AC Baqueira Ski Resort, en el Pirineo catalán
Este hotel de nueva construcción nos devuelve al rincón de nuestra geografía que fue (y lo es) durante tiempo templo adorado del esquí, bendecido además por nuestra monarquía o, por decirlo de modo más 'juancarlista', por la familia del Rey. El AC Baqueira Ski Resort está en medio del Pirineo catalán y ofrece lujo no lo definiremos como alpino esta vez, sino pirenaico. A pie de pista también, como el granadino, dispone de teleférico a solo 30 metros y taquillas para los huéspedes, que podrán acceder al spa gratis, lo que lo convierte en un hotel de esquí con todas las de la ley (y con vistas). Desde la estación se ven las cumbres del Maladeta y el Aneto, nuestros 'tresmiles'. Y quien dice esquiar dice pasear en trineo tirado por perros.
El AC Baqueira, un hotel de lujo en el Pirineo catalán
Un plus: la visita por los pueblos del Valle de Arán, arquitectura tradicional, iglesia románica y paisaje alpino. Todos a más de 2.000 metros y todos bellos. Arties, Baguergue, Aubèrt, Casau...
Dónde: Avenida Perimetral, s/n. Urbanización Val de Ruda. Baqueira (Lérida).
Precio: un fin de semana de febrero, desde 304 euros.
Bradutt’s Palace, en St. Moritz (Suiza)
No es ya su atmósfera de lujo -realmente no hay quien dé más-, ni su enclave idílico en el mítico (y ostentoso) St. Moritz, sino el glamour que le han dejado en el aire sus huéspedes más ilustres. Aquí durmieron, entre montañas, Marlene Dietrich, Charlie Chaplin, Audrey Hepburn y hasta Alfred Hitchcock, lo cual eleva al Bradutt’s Palace al cielo de las estrellas de Hollywood. Y ahí sigue Le Gran Hall, su magnífico vestíbulo, el lugar de encuentro ideal para después de esquiar o en el verano alpino, que también existe; el Palace Wellness, su spa ecológico con productos vegetales orgánicos y tradiciones indias, japonesas o tailandesas, que es un imán; el King’s Club, refugio de la noche en este rincón rimbombante donde los haya, y ese servicio que es la cumbre de lo exclusivo: un mayordomo a disposición. Para colmo, el hotel se alza sobre el lago cristalino. Está a tres horas en automóvil desde el aeropuerto de Zúrich (y a 30 minutos en avión). Prepárate para el encanto mayúsculo.
El lugar ideal para tumbarse a la bartola: el Badrutt's Palace de St. Moritz
Un plus: tiene pista privada de patinaje en invierno y dos pistas de tenis también privadas en verano. Y un Rolls-Royce en la puerta.
Dónde: Via Serlas, 27. St. Moritz (Suiza).
Precio: desde 400 euros.
Four Seasons Resort Vail, en Colorado (EEUU)
Parece el Tirol pero se trata de Colorado, allí donde las Montañas Rocosas tienen sus picos más altos (aquí pasamos a los 4.000 metros), al oeste de Denver, en el oeste a su vez de Estados Unidos. En Vail hay un tramo de 11 kilómetros con 193 pistas alpinas que también es una tentación para los practicantes del esquí -incluimos snowboard y ciclismo de montaña- y amigos del invierno en general. El placer será mayor aún si uno se aloja en el Four Seasons, que no solo ofrece habitaciones al uso, sino suites y residencias privadas con chimenea, balcones amueblados con vistas al pueblo o al jardín, y lujo, dicen, "al estilo europeo con toques de montaña". Por supuesto, el resort está a escasos minutos de las pistas y de la vida nocturna de Vail, que la tiene y mucha.
Así es el Four Seasons Resort Vail, en Colorado
Un plus: los cortes de carne de su restaurante Flame, decorado igualmente en madera y piedra, con chimenea, vistas a las montañas y una terraza abrigadita esperando siempre a que salga el sol. O el chocolate caliente de su bar junto a la piscina.
Dónde: One Vail Road. Vail. Colorado (EEUU).
Precio: desde 390 euros.
Fuente: http://ow.ly/6t9R308wJCN
Categoría: OCIO Martes 31 de Enero del 2017
Visita León: ruta por el Barrio Húmedo, la catedral, tascas de cecina y más
Esta ciudad está esperando a que conozcas todos sus rincones
Catedral de León. (Shutterstock)
León conquista a sus visitantes a través de la vista y el paladar. Además de ser una de las cunas más reconocidas de la exquisita cecina, esta ciudad acoge en su callejero una de las catedrales góticas más importantes de España. Los afortunados que se animen a conocerla podrán fotografiar sus asimétricas torres —una mide 65 metros; la otra, 68— mientras un guía experto le acompaña por un recorrido a través del mapa leonés. Aunque la entrada a este templo se reserva para cuando el turista tenga tiempo de acceder a ella por su cuenta, existen rutas programadas que le ayudarán a conocer los secretos de esta urbe.
Bóveda de la catedral de León. (iStock)
Iniciada en el siglo XIII y terminada 100 años más tarde, la catedral de León es uno de los símbolos emblemáticos de la ciudad. Su imponente fachada principal, flanqueada por arbotantes visibles, permite identificar uno de los mejores distintivos del arte gótico: las vidrieras. Puesto que en este periodo artístico las construcciones se levantaban hasta una altura muy superior a la que lo hacían en el románico, esta mayor superficie de pared permitía la colocación de cristales para dejar a la luz del sol disfrutar de las maravillas que acoge en su interior.
Pinturas de la basílica de San Isidoro, en León. (Shutterstock)
Basta acompañar al guía hasta la basílica de San Isidoro de León para darse cuenta de estas variaciones en la manera de cimentar. La Real Colegiata que se empezó a construir en el siglo XI ejemplifica a la perfección las características del románico y, de hecho, está considerada como uno de los monumentos románicos más destacados de España. Esta basílica es conocida con el apodo de la 'Capilla Sixtina de León' por las policromadas pinturas que acoge en su interior —todas de iconografía románica—, siendo categorizada también como un museo panteón por ser morada de descanso eterno de San Isidoro.
Los exteriores de estos dos templos se podrán disfrutar durante la realización de la visita panorámica por León, que también guiará a los visitantes a través del barrio de la judería y permitirá contemplar uno de los ejemplos de arquitectura modernista más significativos de la ciudad: la Casa Botines de Gaudí, parte del trío de obras que el genio construyó fuera de Cataluña —junto con el cántabro Capricho gaudiano y el Palacio Episcopal de la leonesa localidad de Astorga—.
Casa Botines, en León. (iStock)
Para degustar los manjares de León
La ruta guiada por León también le dejará tiempo para conocer el Barrio Húmedo, cuyo curioso nombre parece provenir de los escapes de vino que antiguamente dejaban salir las cubas. Este barrio es una zona especialmente indicada para salir a tomar algo y pasar una velada en las tabernas más reconocidas de la ciudad. En el precio de estas excursiones se incluye una consumición y tapa servida en una tasca típica, por lo que cuando vuelva a casa podrá presumir de haber 'saboreado' la esencia más pura de León.
Plaza de San Marcelo, en León. (iStock)
Si lo desea, para completar esta experiencia gastronómica, se puede contratar como extra una cena en el edificio Zuloaga, una construcción datada a principios del siglo XX que aún mantiene los frescos originales con que fue decorada. Cecina, hojaldre de puerros de Sahagún, langostinos con crema de nécoras… La carta de este restaurante será, por qué no, un motivo más para repetir su visita a León.
Fuente: http://ow.ly/jD9S308bZWn
Categoría: OCIO Viernes 20 de Enero del 2017
Destino de invierno: viaje al corazón del Sáhara tunecino
No, no se trata de un espejismo. En esta zona se guardan los oasis más espectaculares de África. Escenarios naturales que parecen de otro planeta. Es el mejor momento para visitarlos
El Sáhara tunecino posee escenarios que parecen sacados de otro planeta, de otro tiempo
Una infinidad de páginas literarias y escenas del cine y la televisión han marcado en nuestra retina a los oasis, que se encuentran entre los escenarios más impresionantes de la naturaleza y que son, desde hace siglos, puntos imprescindibles –por el comercio, por la cultura, por la mera supervivencia– en los mapas de todos los viajeros que se han adentrado en ese (más impresionante aún) océano de arena que es el desierto del Sáhara. Pero esa imagen onírica se disuelve como un azucarillo cuando nos hallamos ante ellos y somos afortunados testigos de su rotunda belleza, de la constatación de uno de los milagros –pues eso parecen– más espectaculares del planeta: frondosos vergeles que brotan en medio de la inmensidad del vacío más absoluto y en los que el agua reina por encima de todo.
La medina de Tozeur
Entre los oasis más famosos del mundo–su fama se remonta a la época de la dominación romana del Norte de África– se encuentran los de la región de Jerid, en el sudoeste de Túnez y al norte del Gran Erg Oriental, el tramo tunecino del desierto del Sáhara. La capital de la región, Tozeur –la Thusuros de los romanos pero también la del tren a Tozeur que cantaba Franco Battiato, el famoso tren Lagarto Rojo, convertido hoy en atracción turística-, es hoy una ciudad de más de 60.000 habitantes en el corazón del oasis que le da nombre y en la que no falta de nada: desde aeropuerto internacional hasta fantásticos hoteles boutique, pasando por todos los servicios e infraestructuras –supermercados, restaurantes, comercios– y, sobre todo, por una impresionante medina, estupendamente conservada, y que tiene como principal rasgo de carácter una metodología de construcción exclusiva de la ciudad, el uso de ladrillos en relieve que recrean distintas formas geométricas conformando dibujos que imitan los diseños de las alfombras y tejidos locales, y que arropa las fachadas de edificios tan interesantes como las mezquitas de Sidi Abib Lakhadar y la de el-Ferdous, cuyo almenar es la señal de identidad más reconocible del perfil de Tozeur. Pero, sobre todo, lo más interesante de Tozeur es el bullicio de sus calles y de sus comercios, un bullicio que no ha cesado de producirse desde hace siglos, desde que la ciudad era punto de parada obligado para las caravanas que atravesaban el desierto usando la vía romana entre Biskra y Gabès para aprovisionarse de agua y de dátiles, que tienen merecida fama de ser los mejores del mundo.
Escenarios de película(s)
Tozeur es la base de exploración ideal para lanzarse a descubrir los oasis de la región del Jerid, de la que es capital. A unos 45 kilómetros de espléndida carretera se encuentra el de Chebika, ya conocido por los romanos, un oasis de montaña enclavado en una pequeña formación elevada desde la que se tienen espectaculares vistas de la inmensidad del desierto, y en el que es posible bañarse en sus numerosas piscinas naturales; el de Tamerza, también muy cercano y con cascadas, y el de Mides, articulado en torno a un cañón escarpado famoso, además de por su belleza, enmarcada por las casas de adobe del poblado bereber que domina el cañón, por haber sido escenario de rodaje de 'Star Wars: La amenaza fantasma', como lo fue también el poblado de Ong Jemel, a cuyas afueras se levantó otro set de rodaje de la saga de George Lucas y que está, al tiempo, en mitad del desierto pero a un paso de Tozeur. No es la única película rodada en estos parajes: 'El paciente inglés' es otra de las producciones internacionales que han dado fama a Tozeur y sus alrededores.
El oasis de Tamerza
Todos estos oasis de Tozeur son oasis de montaña, de perfiles abruptos y escarpados, diferentes paisajísticamente a otros grandes oasis del Sáhara tunecino como el de Kshar Ghuliane, al sur del Gran Egg Oriental, a unos 200 kilómetros de Tozeur, y que encaja al 100% con la imagen preconcebida que podamos tener de un oasis: se extiende por hectáreas alrededor de una gran piscina de agua flanqueada de palmeras con una parada en la que descansar del viaje al calor de un té a la menta, un refresco o una ducha.
Frecuentado también desde hace siglos por caravanas de camellos, comerciantes y ejércitos (romanos, bereberes, árabes e, incluso, alemanes y aliados), el oasis es tan famoso por su oferta de alojamiento en campamentos, rutas en camello y quads como por sus diferentes hitos históricos, como un obelisco que conmemora la victoria de los aliados sobre los ejércitos alemanes –esta zona fue escenario de batallas durante la II Guerra Mundial– o el fuerte romano que, desde una elevación accesible por camello o quad, domina el oasis. Una panorámica –el mar de dunas encontrándose con el mar de palmeras, oteados desde ruinas romanas– de una belleza tan increíble que, especialmente al atardecer, se incrusta en la piel como un tatuaje y con el mismo efecto: no se borrará jamás de la memoria.
Atardeceres en el desierto tunecino
Datos prácticos
Cómo llegar: Tunisair vuela a Túnez desde Madrid (cuatro veces por semana) y Barcelona (cinco frecuencias semanales). Desde allí, hay conexiones áreas diarias a Tozeur.
Dónde dormir: En Tozeur, Dar Tozeur es un precioso hotel boutique con encanto que ocupa un edificio histórico restaurado en la medina. El hotel Ras El Ain, destaca por su excelente oferta de talasoterapia. En el oasis de Ksar Ghilane, es posible dormir bajo las estrellas del Sáhara en el campamento Zmela, una experiencia realmente inolvidable.
Fuente: http://ow.ly/SCNN308bVUo
Categoría: OCIO Viernes 20 de Enero del 2017