9 cosas que haces cuando viajas y que jamás harías en tu vida normal
Hacer un viaje es una de las mejores experiencias de la vida, te permite ver nuevos lugares, probar platos diferentes, descubrir paisajes sorprendentes y conocer culturas increíbles. Se trata de un tiempo en la que la cotidianidad queda atrás y todo parece una aventura fascinante y, de golpe, emerge la figura del turista que ha permanecido inactiva dentro de ti.
Algunas de las cosas que normalmente no harías, se convierten en lo más normal durante las vacaciones.
Seguro que puedes reconocerlas:
1- Vestir como un ‘guiri’
Llevar camisetas con el nombre de la ciudad, sombreros extraños, riñoneras... delatan al típico turista (Getty)
A los turistas no se los conoce precisamente por ser camaleónicos y fundirse con el entorno, se nota que se encuentran fuera de lugar porqué llaman poderosamente la atención con su vestuario. Llevar los sombreros típicos más absurdos, la camiseta del equipo local cuando no hay partido, unos pantalones de camuflaje que, además, se convierten en cortos para andar por el asfalto, riñoneras y otros utensilios que nunca llevarías en tu localidad habitual pero que, durante un viaje, parecen tener sentido.
2- Comprar ‘pongos’
Horribles recuerdos balineses para llevar a casa (Frank Carter / Getty)
La compra indiscriminada de recuerdos inútiles es otra de las prácticas más habituales, ya sea como recuerdo propio que, una vez en casa observamos lo inútil y horroroso de la compra, así como regalos absurdos para familiares y amigos que se quedan maravillados de tal mal gusto, ellos aceptan el ‘pongo’ para guardarlo en el fondo de un armario y no volver a verlo nunca más. Es como una especie de ceguera temporal que impide ver la realidad de lo que estamos comprando: un gorro de lana virgen trenzado a mano por tribus aborígenes de colores chillones y que produce un calor insoportable, la clásica bola de nieve que no sabemos dónde poner, o una taza que tiene forma de pezuña y huele como una vaca, entre otras cosas. Seguro que todos hemos vivido la experiencia.
3- Orgía de comida
El desayuno bufet de los hoteles es una perdición para cualquier viajero, los deliciosos platos provocan un hambre desmedida (Lauri Patterson / Getty)
Otra de las cosas que se suelen hacer es desayunar como si no hubiese un mañana. El bufet libre es la perdición para cualquier nutricionista: bollos, huevos, embutido, queso, bacón, bollería, pancakes con dulce de leche, chocolate o nata,... un festín infinito que no cabe en un solo plato, así que llenamos más de uno para no volver a levantarnos, o esa es la excusa, y da igual si es excesivo, no dejamos ni las migas. El resultado es que se come el triple de lo habitual sin ningún remordimiento.
4 -Atrévete con la gastronomía local
Algunas culturas tienen como alimento habitual la ingesta de insectos y arácnidos, lo consideran un plato delicioso (Getty)
No hay como probar la gastronomía local cuando se viaja, deliciosos platos que nunca más vas a paladear con tanta satisfacción, de hecho, no vas a probarlos en la vida, y da igual que sea tan picante que te quite la respiración y te haga llorar, o bien que se trate de animales que serían causa de una reclamación si los vieras en el plato de cualquier establecimiento de tu ciudad, escorpiones, grillos, arañas, gusanos... fritos o la parrilla, y si hablamos de las condiciones sanitarias, jamás probarías comida que está en la calle, rodeada de moscas, y que se sirve como un aperitivo de extraño color y olor, pero que te comes sin pensar en las posibles consecuencias que pueda tener sobre tu cuerpo. Todos los requisitos higiénicos y de sentido común se desvanecen por arte de magia y te lanzas a la aventura de jugarte el tipo.
5- Fotoperiodismo de alto riesgo
Las jirafas han conseguido acorralar a una turista a la parte trasera del autobús en busca de su comida, mejor tener las ventanas cerradas para que esto no ocurra (Jim Simmen / Getty)
Otro clásico es la de llevar encima, para inmortalizar el momento, el móvil, el paloselfi, la cámara de fotos, el trípode y quizás una cámara de vídeo y la tableta, todo para plasmar el mismo rincón de mil formas diferentes. Algo que ni se te ocurriría hacer ante los ojos avispados de posibles ladrones que esperan el momento para echar mano de tu mochila, estás más atento al enfoque que al peligro, pero como estás de viaje, ni te das cuenta, de hecho, olvidas todas las recomendaciones que te han hecho como: no bajar las ventanillas si estás en un parque con animales salvajes en libertad, acercarse demasiado a los monos tití o cualquier otro tipo de animalillo que, aunque sean bonitos, no dejan de ser peligrosos, o hacer un foto de espaldas a un precipicio con unas vistas preciosas a 50 metros de altitud para sacar la mejor imagen merecedora de un permio, un poco de calma por favor, no es necesario jugarse la vida.
6- Soltar la lengua
Pidiendo limosna (mihailomilovanovic / Getty)
Cuando tienes un horario que cumplir y llegas tarde a todas partes, lo último que haces es perder el tiempo hablando con extraños, sobre todo si no te interesan y no te aportan nada, a veces ni siquiera saludas a tus vecinos y compañeros, pero cuando viajas, todo el mundo parece tener algo interesante que contar, un aura de luz ilumina a los residentes y te entran ganas de paliquear con ellos. La fluidez verbal y las ganas de conversar aparecen con: vagabundos, mendigos, artistas callejeros, abuelos, conductores de autobús, dependientes... no importa que no hables el idioma, el lenguaje de los signos es internacional.
7 - El increíble viaje en transporte público
Una joven pareja consulta un mapa en un autobús público, una de las mejores opciones para visitar, a bajo coste, la ciudad (Westend61 / Getty)
Si utilizas el transporte público a diario sabes que no tienen nada de atrayente, son simples medios para desplazarte de los que deseas huir en cuanto puedes. En cambio, la percepción cambia cuando estás de vacaciones, y un simple billete puede convertirse en un viaje alucinante: monumentos, tiendas, edificios, cafeterías, vehículos, taxis, el ir i venir de la gente, todo es asombroso si se mira por primera vez. Es más, conseguir ver las principales atracciones por el precio de un billete es un logro que quieres explicar a todo el mundo.
8- Me atrevo con todo: carruajes, camellos...
Una joven turista monta en camello para realizar un recorrido en Gansu, China (Matteo Colombo / Getty)
En muchas de las principales ciudades existen medios de transporte que son típicamente turísticos. Carruajes tirados por caballos, bici taxis, góndolas, falucas, camellos y otro tipo de animales que se alquilan por un rato, algo tan cutre que ni se te pasaría por la cabeza, pero que con el síndrome turista, una vez más, parece una de las mejores opciones para pasar un buen rato aunque se haga el ridículo más espantoso.
9- Siempre es el día de los Museos
Cientos de turistas se agolpan frente a Mona Lisa en el Louvre, Paris, no importa hacer cola o sufrir empujones, lo importante es fotografiarse ante el cuadro (Pawel Libera / Getty)
Aunque tu ciudad cuente con importantes museos y pinacotecas, ni se te ocurriría visitarlos todos a la vez, quizás uno al mes, de hecho, la última vez que pisaste un museo ibas al colegio, pero, increíblemente, visitas todos los museos que puedes cuando llegas a una nueva ciudad. Las guías y las recomendaciones de otros viajeros te obligan a realizar un itinerario sin descanso y cargado de lugares imprescindibles que te dejan exhausto.
Fuente: http://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20160531/402167997942/cosas-haces-viajas-no-habituales.html
Categoría: OCIO Miércoles 1 de Junio del 2016
Siete aventuras posibles e inolvidables en Innsbruck
Innsbruck, la capital de la bicicleta
Un habilidoso de la bicicleta de montaña en la avenida de Maria-Theresien- Tommy Bause/ INNSBRUCK TOURISMUS
Practicar el senderismo en las los Alpes austriacos o el ciclismo en la especialidad de mountain-bike a lo largo de más de doscientos kilómetros de itinerarios en las montañas que rodean a la capital de Tirol, Innsbruck, es cada vez más fácil. Los responsables del turismo de esta ciudad no solo organizan el transporte gratuito hasta los funiculares que conducen a las altas cimas que «comprimen» a la ciudad en el valle del río Inn, sino que incluso prestan, también de manera altruista, botas y mochilas para que los excursionistas puedan disfrutar de la maravillosa naturaleza alpina. Los Alpes en este pasillo austriaco entre Alemania e Italia impresionan tanto en verano, por sus paisajes con todas las gamas del color verde, como en invierno cuando el manto blanco cubre toda la región.
Innsbruck, la capital de la bicicleta
Andre Schönherr/ TVB Innsbruck
La mountain-bike es la gran apuesta de Innsbruck este próximo verano. La capital del Tirol austriaco, que considera al ciclismo como «el esquí del verano», ha incrementado su infraestructura para los ciclistas tanto en la cordillera norte, Nordkette, como en el parque Mutteralmpark con un evento en el objetivo: la Copa del Descenso de Innsbruck, que se celebrará en el próximo mes de julio, los días 1 y 2 en la gran montaña que protege la ciudad y el 15 y el 16 en el parque Mutteralmpark.
El llamado Singletrail en la montaña Nordkette está considerado el descenso más difícil de Europa, todo un reto para los los practicantes más profesionales del ciclismo, pues la ruta arranca desde la Seegrube, a 2.000 metros de altitud, hasta Hungerburg con más de cuatro kilómetros y mil metros de desnivel. Por otro lado, los aficionados pueden practicar el deporte de las dos ruedas con menos esfuerzo en el nuevo Arzler Alm-Trail, también en Nordkette, y el Hungerburgtrail, que termina en el centro de la ciudad.
En total, de castillo en castillo, montando en bici se pueden recorrer más de doscientos kilómetros de rutas ciclistas por todo el valle del río Inn, todas ellas señalizadas situadas entre seiscientos y dos mil doscientos cincuenta metros de altitud. Y llegar a los puntos más altos resulta realmente muy sencillo pues el funicular Nordkettenbahnen sale cada veinte minutos desde el casco viejo de la ciudad.
Por otra parte, existe la posibilidad de practicar esta especialidad al aire libre con bicicletas eléctricas. La empresa de alquiler BikeBörse ofrece un paquete muy completo -con guía incluido- para conducir por las rutas más bellas del Tirol con estas bicis que disponen de un pequeño motor eléctrico que ayuda al pedalear. La ventaja de este sistema radica en que permite conservar la sensación del pedaleo, pero con un esfuerzo un poco menor. Inf: +43 512 58 174217 / shop@dieboerse.at
Más información: www.innsbruck.info
Innsbruck Card
La tarjeta Innsbruck Card permite descubrir la capital del Tirol y sus pueblos de los alrededores. Es válida durante todo el año para 24, 48 o 72 horas consecutivas y sirve en verano también para disfrutar de la naturaleza. Con ella el transporte público en la ciudad y a algunos alrededores está incluido, así como la entrada a varias atracciones turísticas y subida a cuatro teleféricos de montaña y tres telesillas de forma gratuita. La tarjeta se adquiere en todas las oficinas de turismo de Innsbruck y de sus pueblos, en muchos hoteles y en algunas de las atracciones visitables, entre las que destacan la Iglesia de la Corte, el Palacio Imperial, el salto de trampolín de Bergisel, el castillo de Ambras,el Museo del Tejadillo de Oro y el Zoo Alpino. Precios: 33 euros (24 horas), 41 euros (48 horas) y 47 euros (72 horas).Más información: www.innsbruck.info
Categoría: OCIO Miércoles 1 de Junio del 2016
La nueva cara de la Barceloneta
La nueva cara
del puerto de Barcelona
La remodelación del puerto deportivo OneOcean incluye un edificio de servicios premium para los yates las 24 horas del día y un club privado que homenajea la hora del vermut con tapas gourmet y fiestas con dj incluido.
Isabel García Cataluña
La llegada del buen tiempo es lo que tiene: que uno quiere lanzarse a la calle y a la hora del vermut. Y si puede ser sobre una de las terrazas más exclusivas de Barcelona, mejor. La del OneOcean Club es la primera sobre el mar del remodelado puerto deportivo, el OneOcean Port Vell, con cabida para 148 amarres y por donde desfilan algunas de los barcos más espectaculares del mundo de hasta 150 metros de eslora. Ejemplo: el Galactica Star que alquila Beyoncé cada vez que visita nuestro país. De ahí que, desde su inauguración a finales de 2014, ya sea todo un referente en cuanto a lujo marinero en el Mediterráneo.
Las terrazas se sitúan sobre el mar.
Sea como sea, la nueva Marina, en la Barceloneta más chic y a dos pasos de las Ramblas, estrena temporada pre-veraniega por todo lo alto con la terraza del nuevo club privado de cinco estrellas, OneOcean Club. Aquí, cada fin de semana, sus socios pueden disfrutar de un homenaje gastronómico-festivo que incluye, no sólo el mítico vermut, sino una selección de tapas gourmet al más puro estilo mediterráneo. O lo que es lo mismo: jamón ibérico, selección de quesos, patatas bravas, boquerones en vinagre, aceitunas, banderillas...
Diseño vanguardista
Eso, en la hora del aperitivo, pero la oferta del restaurante sigue con productos locales de temporada y crudos como las ostras, el sushi, los cebiches o los tatakis. Y todo en un espacio que imita la geometría redondeada del casco de un yate, con tapizados en azul y coral y una copiosa vegetación que se va desperdigando por el interior del club representando el paisaje mediterráneo. Era el objetivo del estudio El Equipo Creativo, el mismo que ha diseñado los retoños barceloneses de Ferrán Adrià como Tickets o Pakta. Hay más: la iluminación la marcan unas vanguardistas lámparas de cobre que se elevan sobre las mesas de mármol y que van cambiando de intensidad según avanza el día.
El edficio acristalado The Gallery.
También hay hueco para la coctelería Blue Wave, cuyos paredes recubiertas de azulejos pretenden recordar la arquitectura modernista de Barcelona. Y para sesiones de jazz y música electrónica los viernes y domingos a cargo del dj residente Habemus, con la fiesta de Sunset Sundays incluida para despedir la semana. No es lo único de lo que pueden disfrutar los socios del club, que tienen que ser recomendados por otro miembro y tener algún tipo de relación con el sector náutico. Tras la solicitud, la dirección del puerto estudia si dar el sí o el no. Los dueños de amarres y de embarcaciones, así como sus capitanes, tienen la pertenencia automática. Sea como sea, la llegada de yates ha aumentado en un 22,8% en el último año.
El club sólo es una pequeña parte del puerto deportivo OneOcean Port Vell, de dos kilómetros de extensión y cuya reforma ya le ha valido el premio interncional Architizer A+Awards, concedido por la mayor plataforma on line de arquitectos en el mundo. ¿El motivo? La innovadora interpretación del concepto de marina. Es decir, su capacidad para integrarse en el entorno de forma ecológica y utilizando tecnología punta.
Salas de masajes
No en vano, el puerto, compuesto por dos edificios levantados sobre el agua, uno de servicios premium (The Gallery) para propietarios, clientes y tripulaciones y otro que alberga el citado club, ha querido mantener su tradición, ya que se levantó para los Juegos Olímpicos de 1992. Por eso quizá también los vecinos de la Barceloneta, donde se ubica, no lo miraron con buenos ojos al principio por aquello de pérdida de indentidad del barrio y de la sombra de la especulación sobrevolando alrededor.
Interior del restaurante.
Hay que añadir que el estudio encargado del proyecto, SCOB, tuvo que lidiar con un paisaje de 16.000 metros cuadrados construidos de muelle. Una de las novedades ha sido The Gallery, un edificio de cristal de dos plantas que alberga la recepción, el gimnasio abierto las 24 horas y un espacio de salud y bienestar (OneOcean Wellness) con salas de tratamientos y mil especialidades: fisioterapia, osteopatía, cortes del pelo, manicura, clases de yoga, equipo de personal trainners....
Su diseño calca al de de un superyate, con vistas panorámicas de la ciudad. Ha sido recubierto con cemento para adaptarse a los cambios de temperatura. Por si fuera poco, los tripulantes cuentan con el Crew Lounge en la planta baja a modo de paradisiaco beach club donde el objetivo es desconectar.
| Más información. OneOcean Port Vell. Moll de la Barceloneta, 1. Tfno: 934 84 23 15. Internet: www.oneoceanclub.es
Fuente: http://www.ocholeguas.com/2016/04/20/espana/1461164847.html
Categoría: OCIO Miércoles 1 de Junio del 2016
Crucero por el delta del Mekong
El delta del Mekong desde
un antiguo barco arrocero
Al morir, el río de los Nueve Dragones se dispersa en un laberinto de brazos y canales donde la vida la marca la cosecha. Esta bella región, agitada de verdores y salpicada de mercados flotantes, es la despensa de Vietnam. Y el viajero la puede explorar a bordo de un tradicional barco de transporte del arroz.
Mientras cargan las últimas mercancías en Cai Be surge la tentación de hacer la turistada de comprar un non la. Los que sucumban al capricho lo agradecerán y los que no, echarán de menos la sombra del icónico sombrero vietnamita durante toda la travesía a bordo del Mekong Eyes.
Porque aquí, en el Mekong, a unas dos horas del frenético Saigón, la vida parece discurrir como un reloj viejo, es decir, lenta, a su aire, pero el sol atiza sin tregua. El río termina sus 4.500 kilómetros de recorrido en la región más poblada del país. A una orilla y otra de los cientos de canales y vías de agua no hay más que huertas y arrozales, un ubérrimo vergel donde se cultiva soja, plátano, coco, piña, mango y rambután, entre otras mil cosas.
Y aunque el mayor reclamo viajero son los mercados flotantes, en las márgenes del río se intuyen pagodas, templos, aldeas y ciudades que obligan a agudizar la vista. Lo que decíamos, imprescindible el non la.
Relax en cubierta
El Mekong Eyes.
El Mekong Eyes es un barco panorámico. Esta antigua embarcación donde se transportaba el arroz tiene una amplia cubierta que parece ideada para el más riguroso relax. Hay poco que hacer salvo mirar el paisaje y conversar con otros pasajeros.
A bordo, no hay mucho que explorar. Nuestro bello hotel flotante no llega a los 40 metros de eslora y tiene tres pisos. El comedor, en la bodega, las 15 camarotes con cuarto de baño propio y aire acondicionado, en medio y, encima, la cubierta del riguroso relax con tumbonas incluidas. En la madera de teca resaltan los ojos que llevan tatuados todas las embarcaciones del delta. Transporta también una pequeña barca sampan para acercarse a la orilla y sentir más próxima la agitación de la vida local.
La cubierta.
Ese es el plan del primer día de navegación en este crucero breve pero lleno de encanto. A media tarde se realiza la primera incursión en tierra firme. Por los caminos selváticos es fácil acordarse de las películas americanas de la Guerra de Vietnam. En Tan An Hoi (distrito de Mang Thit, en el provincia de Vinh Long) se puede caminar hasta un templo de los seguidores de Cao Dai, una secta nacida en Vietnam que combina elementos de muchas religiones. También es frecuente que su guía le acompañe a tomar el té en la casa de una familia local. Ese es el momento de probar el rambután, ese fruto tropical cubierto de espinas rojas e interior blancuzco.
Los mercados flotantes
Al caer el sol la barca devuelve al forastero al buque, donde los cocineros preparan la cena. Siempre habrá quien se apunte al karaoke posterior -completamente opcional-, pero mejor es una retirada a tiempo. Al día siguiente se madruga para vivir el momento más atractivo del viaje: el encuentro con el mercado flotante de Cai Rang, a unos 6 kilómetros de Can Thou, la capital del delta.
Detalle de una barca del mercado.
El Cai Rang es el segundo mercado flotante más grande de estas latitudes, pero es necesario llegar temprano, entre las 4 y las 9 de la mañana, para apreciar toda su actividad. Además, pocos alimentos resisten las temperaturas del día, a medida que avanza. Un sampan de turistas es muy goloso para estos comerciantes que le ofrecerán las más diversas frutas y verduras autóctonas. Es difícil saber donde mirar en este plano secuencia acuoso, abarrotado de embarcaciones de diferentes tamaños y los montones de hortalizas que rebosan las cubiertas.
Poco a poco van desapareciendo, lo que significa que estamos llegando a Can Thou. Fin del recorrido y del fascinante crucero exprés por el delta de los Nueve Dragones, como los vietnamitas llaman al prodigioso Mekong.
Fuente: http://www.ocholeguas.com/2016/05/20/asia/1463739657.html
Categoría: OCIO Miércoles 1 de Junio del 2016
Una ruta por Mallorca a todo sabor
Mallorca, icono
de la alta cocina mediterránea
Trazamos una suculenta ruta por algunos de los templos culinarios y por los mejores productos de la tierra y del mar que han llevado a esta isla balear a competir en la Champions League de la mejor gastronomía de la zona.
Que se concentren ocho estrellas Michelin en sólo 3.640 kilómetros cuadrados es una buena pista, pero no suficiente, para conocer lo que está pasando en Mallorca. Lo que se cuece en sus cocinas transciende las menciones y los premios, supone la cristalización de una corriente de recuperación del orgullo culinario local.
Y eso no es tarea fácil, tras décadas de apuesta por un tipo de hostelería que pretendía satisfacer al turista extranjero con argumentos impersonales. Como sucede en todas las revoluciones, los artífices de este golpe de timón han sido unos poco adelantados a su tiempo, que encontraron en casa lo que otros no supieron ver.
Un buen ejemplo es Tomeu Caldentey, el primer chef mallorquín que recibió una estrella Michelin allá por 2004, con apenas 30 años, y cuatro después de abrir Es Molí d'en Bou en Sant Llorenç des Cardesar. Hoy, Bou Restaurant conserva la estrella en su ubicación de Sa Coma, al este de la isla, pero el concepto culinario no difiere tanto del que convirtió a Caldentey en gurú de la nueva cocina mallorquina. ¿Su secreto? El uso de los mejores ingredientes de la tierra para crear platos originales pero enraizados en la tradición.
Vinos de autor
Plato el restaurante Aromata.
Pero no solo hay visionarios en las cocinas, también los hay en el campo. Como Toni Gelabert , responsable de unos vinos de autor muy apreciados por los grandes chefs de la isla. También fuera son valorados, pese a que su pequeña producción apenas llega siquiera a la península. En su bodega Celler Ses 3 Ermites, en Manacor, Toni habla sobre su extensa relación con el vino (desde 1979) y demuestra con cada palabra ser un romántico.
Gran admirador de los vinos de Gelabert es Andreu Genestra, un cocinero que pese a sus 32 años hace tiempo que dejó atrás la etiqueta de promesa para convertirse en uno de los pilares de la alta cocina mallorquina. Genestra tiene una estrella Michelin en el hotel Predi Son Jaumell, en Capdepera, al noreste de Mallorca, aunque nosotros le visitamos en el más reciente Aromata, inaugurado a finales de 2014 y situado en un bonito palacete del centro de Palma.
Con menús entre 15,50 y 45 euros que incluyen creaciones de su restaurante con estrella, como el cocarroi (empanada grande típica de Mallorca) con uva pasa y butifarra, o la llampuga con estofado de anguila, que ensalza a un pescado de temporada cada vez más apreciado.
La Tramontana
Hotel Belmond La Residencia.
Ir a Mallorca y no pasar por la Sierra de Tramontana es casi un pecado. Así que, mejor que verla, es saborearla. En el puerto natural de Port Soller está el Jumeirah Port Soller Hotel & Spa, único establecimiento de la lujosa firma árabe en suelo español.
Además de su integración en el entorno, es notable la cocina que propone su chef ejecutivo, Javier Soriano, madrileño de nacimiento pero con un dilatado conocimiento de la gastronomía isleña, como demuestra, por ejemplo, un sublime tratamiento a la gamba roja de Sóller. Y a sólo 15 kilómetros de Port Soller, en la imperdible Deià, inspiración para tantos artistas, dentro del hotel Belmond La Residencia , está El Olivo.
En sintonía con la excelencia del lugar, un conjunto de casas señoriales donde no faltan detalles y gusto, Guillermo Méndez es el responsable de una cocina con influencias mallorquinas, como en su lechón de la isla asado con salsa de salvia y sobrasada o en las citadas gambas de Sóller, cocinadas a la sal con judías de mar y aceite de la finca.
Y ya que hablamos de olivos, es obligatorio aludir a un producto local que ha ganado enteros en los último años: el aceite. Esto se comprueba en la Finca Es Guinyent de Oli Solivellas , próxima a Alcudia, un lugar privilegiado por la brisa del mar y la protección de la Tramontana. También en Aubocassa, una finca milenaria donde se ha cultivado casi de todo durante siglos.
Fuente: http://www.ocholeguas.com/2016/04/26/espana/1461674331.html
Categoría: OCIO Viernes 27 de Mayo del 2016